La premisa es rescate de los valores tradicionales de la arquitectura vernacular arequipeña, mediante la aplicación de lenguajes y formas representativas de la contemporaneidad pero incorporando elementos tipológicos como el patio, el “zaguán”, la galería de columnas, masa versus el vacío, la liberación de la primera planta.
La utilización de materiales característicos de la ciudad aplicada a tecnologías contemporáneas, permitió la innovación en el uso del formato convencional de sillar, a manera de piel para las distintas caras del edificio. Esto permite un efecto de luz y sombra que genera el constante cambio de la lectura de las fachadas del edificio a distintas horas del día.