Se propone pensar en una arquitectura que pueda evolucionar en el tiempo, y cumplir en cada una de sus instancias con la voluntad de resolver un espacio como contención ante algún desastre natural o humano, pero que a la vez siembra la primera semilla de urbanidad en lugares donde ha habido ausencia de planificación y accesibilidad a servicios básicos, con potencial para una expansión de la ciudad futura y planificar de manera rápida el “sistema” de generación del espacio público y la vivienda. Durante el periodo de emergencia, estas infraestructuras adoptarían una misión de ayuda, como albergues temporales, posta médica, aulas educativas. Pasada la Emergencia, estos contenedores adoptarían su función final, convertirse en punto de referencia y nueva identidad de la población relocalizada, acompañados por una mejora calidad del estándar del espacio público.