La intervención busca revitalizar los ejes de Alamedas restaurando las zonas monumentales y repotenciando el uso activo a escala barrial y urbana del Rímac.
La memoria del lugar y la tradición son introducidas en intervenciones a lo largo del recorrido, activando el espacio con nuevos usos, para darles una identidad reconocible y de una lectura homogénea a partir de una grilla de 5 x 5 metros, que estructura y organiza el recorrido e introduce pequeños sub-espacios (plataformas con programa) de diferentes usos a escala peatonal. Esta “alfombra urbana” se materializa por la combinación de piezas coloridas de adoquín en el piso que como un pixel asemejan a un campo de flores amarillas de “Amancaes”.