El edificio busca relacionarse con la calle con el fin de reactivarse; visualmente, el volumen se perfora abriendo oquedades que permiten el ingreso de luz y vistas, son ventanas urbanas, pero a la vez espacios sociales y reconocibles para todos. El tamiz de madera, que limita los vacíos del volumen mantiene el grado de privacidad del exterior hacia el interior y permite la entrada de aire.
El proyecto respeta la memoria espacial y formal del edificio original, mantiene la estructura de puentes, balcones y pasillos pero adoptando una materialidad más traslúcida, la cual difumine la luz dentro de los espacios de circulación.