La toma de partido comienza al separar el programa de aulas y talleres en dos barras que se escalonan en dirección al mar, mientras que el estacionamiento y los servicios públicos (biblioteca, auditorio, salas de conferencias, etc) se ubican dentro de un basamento artificial que busca asemejarse al talud natural existente de los acantilados de la Costa Verde.
La fachada del edificio responde a la necesidad de contar con un cerramiento que proteja del sol, pero al mismo tiempo que no sea costoso y de fácil mantenimiento, por lo cual se propuso prefabricar un brisolei de ladrillo, utilizando la pieza llamada «ladrillo pastelero». Esta pieza unida a una estructura metálica y bajo una trama de llenos y vacíos, permite crear un panel, que orientado transversal al sol, permite tamizar la luz de las fachadas.