Arquitectura de Pinterest e Instagraismo Arquitectónico

Se tenía que decir y se dijo.

Los cambios digitales del mundo han traído nuevas formas de difusión de la información, hoy alguien que cuenta con un smartphone puede tener en la palma de su mano más datos de los que puede imaginar y procesar. La arquitectura como profesión y como materialización del objeto, es decir la construcción aparentemente no evoluciona a la misma velocidad. No obstante una de las cosas que si tiene una evolución es cómo los arquitectos comunicamos, o como damos a conocer nuestro trabajo. Hace un tiempo para conocer un proyecto, el único medio era viajar y verlo en vivo, después con la imprenta, la fotografía y en consecuencia las revistas impresas, podíamos al menos darnos una idea visual del proyecto y leer sus contexto e historia, de ahí con la internet esto se ha masificado, y con la llegada de la redes sociales hoy en día teóricamente la arquitectura está al alcance de todos, en mayor cantidad, pero posiblemente de manera más “ligth” y compacta, entonces ¿Qué arquitectura se difunde en el internet? ¿Qué arquitectura es la que llega al que la busca?

A cualquier de nosotros nos ha pasado que a los pocos segundo de haber hecho una búsqueda en Google, o en alguna red social, comenzamos a ser literalmente bombardeados por anuncios y publicidad pagada, de maneras muy disimuladas o a veces de forma descarada al punto de generar fastidio. Esto es básicamente el trabajo del “algoritmo”, programaciones complejas de datos con capacidad de aprendizaje predictivo, que lo que hacen es segmentar y categorizar nuestros gustos, intereses, y saber con certeza qué estamos buscando y cuánto tiempo gastamos frente a la pantalla con el único fin que sigas ahí y consumas.

Para el caso de la arquitectura es interesante, ya que desde el momento en que a través de internet un arquitecto puede compartir su trabajo con libertad se crea un contexto más democrático de la difusión al margen de “curadores”, revistas o páginas específicas que limitan la exposición a cierto tipo de arquitectura, bajo parámetros estilísticos sesgados a lo que se podría llamar “la buena arquitectura”. Hoy la buena, la mala, la conocida o la refrita arquitectura pueden tener espacio en redes como Facebook, Instagram y otras. Una oficina multinacional con miles de empleados o un independiente en un país tercermundista puede tener el mismo “engagement”, este concepto que mide de alguna forma la relación sólida entre tu contenido publicado en dichas redes y la conexión con sus usuarios o consumidores.

En principio esto puede ser bueno, rompe límites y barreras, dando la oportunidad a todos los interesados de participar de este mundo digital, no obstante creo que aquí entra la trampa del “algoritmo”.  Aquí no estamos hablando necesariamente de arquitectos buscando información de arquitectura, cosa que es muy frecuente y normal, y cada “arquitecto consumidor” tiene mucho más claro dónde y qué buscar. El real problema podría estar en ¿Qué está buscando la gente común?, la persona con alguna necesidad que requiere contratar un arquitecto, ver algo de construcción, inspirase en algún diseño y no tiene nada que ver con el mundo endogámico de los arquitectos.

Photo by Jakob Owens on Unsplash

Hoy más que nunca si uno hace búsquedas relacionadas con arquitectura, lo que va recibir es publicidad de arquitectos y/o estudios de arquitectura, como el caso páginas de Instagram, cientos de ellas, que dan la impresión de que existieran una cantidad tremenda de oficinas, con perfiles impresionantes llenos de imágenes, renders o fotos, sin saber o dar conocer que hay detrás de estos primeros golpes visuales, ¿Realmente son empresas? ¿Son proyectos y clientes reales? ¿Son diseños de los mismos autores o copy paste?,  son preguntas que quizá un ojo entrenado como el de otro arquitecto podría distinguir sin problemas pero quizá una persona anda por ahí de manera eventual no va poder hacer esa distinción, y ahí es donde comienzan los problemas, sobre todo cuando la cuenta y la intención es comercial, ¿Cómo crear contenido de valor propio y único?

Aquí es donde la inmediatez del internet comienza a tener consecuencias, la “Arquitectura de Pinterest”, donde sólo se reciben la imágenes sin mayor contenido inicial, galerías fugaces donde el algoritmo ha filtrado inteligentemente como el mejor curador de diseño, las imágenes más destacadas, con más “likes”, dando a entender que esa es al fórmula, al punto que podríamos decir que páginas de este tipo han matado la arquitectura interior por ejemplo, donde tanto arquitectos como clientes lo primero que hacen es revisarlas para ver que quieren, dejando la originalidad , al estudio y la investigación de lado, para dar paso a un poco de lo mismo, nos llenamos de luces led, macetas y muebles de librería para renders , etc ,y es tanto el atosigamiento de imágenes que ya es imposible recordar que viste hace 2 min o quién era el autor, orgánico o pagado estamos plagados de esto en cada arrastre del dedo en el teléfono.

Búsqueda en Pinterest «diseño restaurante»

Es una trampa en la que todos podríamos haber caído, queriéndolo o no, porque este contenido al comenzar a repetirse indiscriminadamente por los autores que publican y los consumidores que lo miran y comparten, el «instagraismo arquitectónico» lo que se hace es seguir alimentando al algoritmo, que lógicamente asume que “esto es lo que le gusta a la gente” (y quizá sea cierto) o lo que podría estar buscando, entonces pasamos de un cliente nos traía su revista “Architectural Digest” y nos decía “Esto quiero, igualito arquitecto” a que simplemente nos muestres sus likes o pines en redes sociales.

El tema es complejo y contradictorio para los arquitectos, por que podríamos decir que estas herramientas nos acercan a los clientes y ellos tienen una idea más cercana de lo que es la arquitectura y sus beneficios, pero al mismo tiempo creemos que sigue acrecentando esta visión reduccionista que podría tener la sociedad respecto de la función del arquitecto, ya que acota demasiado la percepción del resto de personas de nuestro campo de acción profesional. Está visión del arquitecto como el actor urbano, capaz de proponer y gestionar soluciones para la ciudad, el espacio público y edificios sostenibles, está cada vez más hundida, al menos en el internet de alcance masivo, solo quedan refugios de difusión seria de arquitectura como Archdaily u otras webs de nicho, pero también está demostrado que esas páginas sólo son visitadas por otros arquitectos.

Otro factor nocivo generado es una competencia superficial y hasta desleal, se está más preocupado de tener un perfil bonito, que de dar un servicio como empresa real o de trascender desde la arquitectura, al punto que la exhibición de ofertas y precios es abierta, trasformando el diseño en un producto, ajeno a las condiciones propias de la persona y su entorno, trasformando la arquitectura en un “commodity”, es decir tiene un valor con un precio pero sin distinción cualitativa, es decir todos me la van a vender más o menos al mismo precio, recibo lo mismo, así que busco al más barato.

Este artículo no busca ser una guía de moral de cómo ser y parecer en redes sociales ni mucho menos, pero si buscar una reflexión respecto, de que definitivamente vivimos en un mundo digital al que no podemos escapar, que de alguna forma nos manipula y que esa presión inconscientemente influye en cosas tan importantes como nuestro trabajo, intereses y pasatiempos. Una sociedad mejor educada evidentemente tiene mayores candados ante esta estimulación, saben lo es arte, arquitectura y lo diferencia claramente versus construcción o ingeniería. Una sociedad ignorante es fácilmente manipulable y sigue sin filtro lo que se les ponga en frente, asumiéndolo en muchos casos como verdad absoluta. Si el internet condiciona una búsqueda de arquitectura para un potencial cliente o alguien que le interesa el tema, como si buscaras pedir una pizza online, estamos en serios problemas.

En ese sentido estás líneas sí son un llamado a los arquitectos que creemos que la arquitectura es más que imágenes en una pantalla, cuestionarnos ¿Cómo acercamos la visión de arquitectura que tenemos a la gente?